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Adriano M. Aguiar, Paraguay, 1864
Laetitia in umbra
Odalisca de harén que me enamora,
la hora de su cita es la que aguardo
para aspirar la esencia embriagadora
de su carne, olorosa como nardo.
De sus ojos la llama abrasadora
me enardece, punzante como un dardo,
y a su cuerpo de diosa triunfadora
le rinde parias mi laúd de bardo.
De la noche en la sombra misteriosa,
en el muelle diván color de rosa
le brindo mis caricias, mis excesos;
y turbando el silencio de la alcoba
en nuestras bocas, que el placer arroba,
estallan, resonantes, nuestros besos.
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