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Alfredo Zayas Alfonso, Cuba
Las Horas
¡Que iguales son las horas! cual de un río
ondas que pasan en desfile eterno,
sin que hielos las cuajen del invierno,
ni lluvias las aumenten del estío.
Así cruzan, y el goce o duelo impío
del corazón derraman en lo interno:
pero no es mi dolor perenne infierno,
ni mi placer frontera del hastío.
Yo las siento pasar; y no me importa
si el hada negra mi existencia acorta,
que la hora postrer no me acobarda.
Pues que habrá de llegar, llegue en su día
sin que parezca pronto a mi alegría
ni a mis pesares les parezca tarda.
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