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Alonso Quesada, Islas Canarias, 1886
Del corazón
Yo puse el corazón en vuestra mano
como una piedra fabulosa y rara:
un inmenso rubí, que en un lejano
imperio de dolor, amor hallara...
Porque en vuestra pupila temerosa
brillara la codicia, fue el ponerlo.
Mas una fuerza dulce, misteriosa,
vuestra mano cerró, sin vos quererlo...
Y hoy, al volver las horas del pasado,
es más tenaz la sombra del divino
momento, que renueva la ilusión.
Mas al tornar al sueño me he encontrado
vuestra mano truncada en el camino...
¡y dentro de la mano el corazón!
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