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Amada Rosa Rodríguez, Cuba
Vida campestre
El céfiro ligero, suavemente
las flores del jardín acariciando,
a lo lejos el sol agonizando
en su rosado lecho de occidente.
Cerca de aquí un arroyo transparente,
al pie de una colina murmurando;
y los frondosos árboles mirando
sus siluetas que copia la corriente.
No lejos una palma majestuosa
sus penachos meciendo a gran altura;
la noche, con su sombra misteriosa,
borrando los encantos de Natura;
y yo sola, en mi alcoba silenciosa,
buscando distracción en la lectura.
Quisiera
Quisiera yo dejar estos lugares
para ir a conocer otras naciones,
con nuestros juveniles corazones
libres de desengaños y pesares.
Dejara yo mi patria y mis palmares
donde vivo sin necias ambiciones,
por conocer el sol de otras regiones
y atravesar los insondables mares.
Quisiera recorrer alegremente
un país para mí desconocido,
respirar otra atmósfera, otro ambiente;
y sin dejar a Cuba en el olvido,
como la golondrina, nuevamente,
bajo su cielo fabricar mi nido.
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