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Amelia del Castillo, Cuba, 1923
¿Enseñarte a querer?
¿Que te enseñe a querer?
El amor que se enseña no es el mío ...
¿Acaso aprende el mar a hacerse espuma,
o a recibir gozoso el ancho río?
¿Que te enseñe a querer?
No aprende el sol a calentar la tierra,
ni los luceros a encender la noche,
ni a empinarse orgullosa la alta sierra.
¿Que te enseñe a querer?
¿Acaso aprende el viento a surcar mares,
el árbol a dar sombra, fruto,
o a juguetear la brisa en los pinares?
¿Que te enseñe a querer?
Ni aprende el leño seco a hacerse llama,
ni a vestirse de verde la pradera ...
ni puedo yo enseñarte cómo se ama.
Otoño
No es río que corre
ni huracán eso que gime y ruge
ni afuera se desgarran
el trueno y el relámpago.
Es el tren que se aleja
a tus espaldas
con su grito de perra en agonía.
El que pasa a deshora
llevándose tus huellas, tu equipaje
tus zapatos inquietos
tu sonrisa.
El que sabe tu nombre
el que atraviesa
tu mapa circular.
El que pasa. El que vuelve.
El que se aleja
dejándote las culpas
los recuerdos y el pedazo de espejo
que se afila.
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