Amelia Denis de Icaza,   Panamá, 1836


Dejad que pasen

El poeta lucha, sin luchar, ¿qué haría?
Sin lucha y resistencia, no hay victoria
ni el corazón del bardo sangraría
para teñir los lauros de su gloria.

Paso a la juventud, dejad que vuele
alzando alegre sus primeros trinos
si le quitáis las alas, ¿cómo puede
sin esa fuerza abandonar el nido?

Dejadle sus ideas, sus ensueños,
larga es la lucha, ruda la batalla
tiene la inspiración muchos bohemios
que serán las lumbreras del mañana.

No olvidéis a Rubén al poeta niño
que al preludiar sus infantiles cantos
de zarzas le sembraron el camino
que atravesó con sus primeros pasos.

Dejad la juventud, sus gallas flores
necesitan la sabia de la planta,
no le quitéis sus bellas ilusiones
dejadla con su fe, con su esperanza.

No lanzéis vuestro dardo envenenado
sobre la juventud que ama y espera
dejad que goce en el festín humano
mientras la sombra de los años llega.

Yo me aparto dejándoles la senda,
por saludarlos al pasar me inclino,
y aquí en mi corazón tienen la ofrenda
de aliento, de entusiasmo y de cariño.

No penséis en la crítica del sabio
si hay luz y claridad en vuestra mente
yo también he tenido mi calvario
y el que puede luchar todo lo vence.

Heroica juventud, alzad la frente
el genio es luz irradiación divina
el que lleve esta luz será el más fuerte
para luchar en la sangrienta lidia.

No abandonéis cobardes el palenque
la gloria ofrece al vencedor el premio,
dichosos los que llevan en la frente
la corona simbólica del genio.


 
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