|  |  | Andrés Trapiello,   España, 1953
 
 
 El árbol de la ciencia
 
 Dicen, mi amor, que es imposible hacer
 versos de amor feliz, de enamorado,
 que sólo lo perdido o no alcanzado
 se canta en la poesía, el padecer
 
 olvido o el sufrimiento de volver
 al recuerdo de todo lo pasado.
 Unas veces la sed de lo vedado;
 otras, el vino del amargo ayer.
 
 No hagas caso, mi amor, habladurías.
 Contigo todas mis melancolías
 son ramas escarchadas en anís
 
 donde se posa un pájaro de nieve.
 Escúchale cantar tan hondo y breve.
 Que no te engañe su plumaje gris.
 
 
 
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