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Angel Maldonado Acevedo, Puerto Rico, 1948
Algún día
Felices los retratos de la infancia.
Todos bien juntos, buscando cada cual
ser el primero
detrás de las sonrisas que anunciaban
los años más felices.
Nada queda de la casa ni del balcón
que sirvieron de marco a la fotografía.
Sólo en el fondo de las miradas
podemos reconocer que alguna vez
no todo estuvo perdido.
Hoy, cuesta decirlo, somos ruina.
Queda muy poco de aquellas miradas optimistas.
Mirarnos desde ahora es como maldecirnos
por haber derrochado tanta vida.
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