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Anthero de Quental, Portugal, 1842
Despertar
Soñando a veces –si el soñar quebranta
ese vago sufrir, esa agonía–,
como canta al volar la alondra pía,
por el cielo mi alma vuela y canta.
Canta el alba, la luz, la estrella santa
que ilumina la tierra... sólo un día.
Canta el cambio en las cosas, la alegría
que las llena de amor y las levanta.
Mas de repente, un viento húmedo y frío
sopla en mi sueño. Un leve escalofrío
me despierta. Y es noche. Es el dolor
que vela como antes a mi lado.
¡Ay! mis cantos de luz, ángel amado,
tan sólo sueño son, como mi amor.
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