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Antón de Montoro, España, 1404
A una señora muy hermosa
No lo consiente firmeza
ni lo sufre la piedad:
combida con la belleza
y despedir con la bondad.
Como los descaminados
siguen a tino de lumbre,
así ban los livertados
a vos dar su servidumbre;
y apenas vuestra belleza
les ha dicho: "Reposad",
cuando les dice nobleza:
"Andad, amigos, andad."
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