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Antonio Bastidas, Ecuador, 1615
Tanto tu vuelo al cielo...
Tanto tu vuelo al cielo te avecina,
Clara ilustre, que el alma más profana
por alta te venera soberana,
si en tu virtud te aplaude por divina.
Cada mérito es luz que te ilumina,
línea cada obra que te niega humana,
y cada heroica acción que en ti se afana
aras te erige, cultos te destina.
Pero pregunto, Clara, ¿tanta gloria
desvaneciote? –Pudo, que aun viviente
no aseguraba en todo la vitoria;
mas de un gusano estímulo valiente,
aunque en el pecho mora, en la memoria
fue de mi polvo acuerdo diligente.
Es la vida palenque...
Es la vida palenque a la batalla,
que ofrece astuto el enemigo fiero;
desde el nacer al alentar postrero,
inventa ardides y ocasiones halla.
A sus tiros es débil la muralla,
que ciñe al hombre, débil el acero,
y antes se mira herido y prisionero,
que ofenda y melle su obstinada malla.
En combate tan arduo y peligroso,
escudo fuerte, cándida defensa
ofrece al hombre aquese Sacramento;
Luzbel se rinde a su orbe luminoso,
y el que blanco miró para la ofensa,
dejó en blanco su loco pensamiento.
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