Antonio Calvo Roy,   España


No me mueve mi Dios...

No me mueve mi Dios de la caseta,
ni el café que me tienes prometido;
que me mueve el infierno tan temido
el soponcio, el disgusto y la rabieta

que me provoca ver que hay otro atleta
con más gente a la firma, entretenido,
con más gente en la cola, estoy herido
el superego tengo en camiseta.

Más libros que ninguno vende el menda.
Soy la primera pluma en celtiberia.
Mi caché lo confirma, con mi hacienda.

Disfruto del sitial y la prebenda
que otorga ser el rey en esta feria:
que nadie ponga en duda mi leyenda.


 
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