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Antonio José Caro, Colombia, 1783
Del mundo retirado
Hallándome del mundo retirado
en mi honrado, aunque pobre, humilde nido,
donde al fin entregar logré al olvido
cuanto por ti he sufrido y he llorado.
Excusa, ingrata, el bárbaro cuidado
de recordarme que tu amante he sido:
¡Ay! eso es refregar en un herido
la antigua llaga de que está curado.
Hubo un tiempo en que pude agradecerte
el más leve recuerdo de tu parte;
hoy tus memorias para mí son muerte.
Yo me atrevo, señora, a suplicarte,
si algún favor alcanzo a merecerte,
que de mi amor no vuelvas a acordarte.
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