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Antonio Fernández Grilo, España, 1845
El soldado Español
Curtido por la pólvora que humea,
noble con el amigo y el contrario,
audaz hasta emprender lo temerario,
y más valiente cuanto más pelea.
En rústica mochila que blanquea
lleva su pan, su equipo y su salario,
y al cuello, en el bendito escapulario,
el culto de la Virgen de su aldea.
Semejante al pedazo de metralla
que el cañón a los aires abandona,
sucumbirá ignorado en la batalla;
pero si el triunfo su valor pregona,
para el que lucha, y sufre, y vence y calla...
¿no ha de tener la patria una corona?
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