Arsenio Gallego Hernández,   España, 1886


Hacia buen puerto

Sé adonde voy, no de donde he venido,
por terrenos baldíos y espinosos
sangran mis pies, mis pasos silenciosos
me conducen al puerto apetecido.

Sin miedo avanzo, solo y dolorido,
por ásperos senderos pedregosos;
no huyo del sol en los días ardorosos,
cierzo y nieve jamás me han detenido.

Que todo tiene fin, que todo es nada
sólo pude aprender. Soy peregrino,
el pie en el suelo, en alto la mirada.

Y sin protesta sigo mi camino.
Dios es justo y al fin de la jornada
lo humano cambiaré por lo divino.


 
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