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Aurelio Yangas, España
La comedia humana
De tal modo en la vida el arte impera,
que con éxito enorme, y a diario,
del mundo en el magnífico escenario
hace de histrión la humanidad entera.
Finge, miente, disfraza o exagera
cada cual su sentir, que es necesario
ocultar las ruindades del armario
con el velo traidor de la quimera.
Y como nadie de inquirir se cura
si con honra llegaron a la altura
los primeros actores de la farsa,
subir, por cualquier senda, es lo importante,
llegar hasta la cúspide triunfante,
ser actor distinguido, no comparsa.
¡Paz!
Conmueve los cimientos de la tierra
el seco retumbar de los cañones,
al grito de fortísimas naciones,
que, ronco dice en su delirio: ¡Guerra!
Tan bárbaro rencor la lucha encierra;
tan grande fueron ya sus proporciones;
tan duros los quebrantos y emociones,
que al alma hiere y al cerebro aterra.
¡Piedad, Señor! ¡Magnánimo, perdona
el grave delinquir de los humanos!
¡Su insólita ceguera les abona!
¡Perdónalos,Señor, son mis hermanos!
¡Tú que ciñes del mártirla corona,
el ramo de la paz pon en sus manos!
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