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Beatriz Freijo, Argentina
Fronteras
Trasciendo las fronteras
de esta piel escrita con el alma.
Sangrada en alfabetos milagreros.
De espinas y de gracias.
De silencios propios y voluntades ajenas.
Lamida de horas sextas y horas nonas.
Martirio de crepúsculos.
Gozo de lunas. Regocijo de albas.
Poro a poro me leo
como un libro en las manos del tiempo
que descubre una nueva constelación,
con memoria de caos
y corazón de universo.
Transparencia
Valoro la palabra
de labios sinceros.
Una mano tendida
en el momento certero.
Oídos que escuchan
sin prisa y sin pausa.
Un hombro
donde apoyar la vida
cuando la bajada
es cuesta arriba.
Pero aquello
que más valoro
en la piel del hombre
son esos ojos que hablan
lo que el corazón guarda.
Discretos cómplices
que en tregua de párpados
desnudan el alma.
Quién pudiera
hablar
con la escasa vanidad
de una flor silvestre
la humilde simpleza
de un pez en el mar
sentir
la piel negra
los ojos oblicuos
los cabellos rubios
la tierra sur del indio
quién pudiera
acariciar
con manos pequeñas
la extensa noche
el puente infinito
tener
algo de Dios
en la piel del hombre
y el espontáneo asombro
de un niño
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