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Belisario Peña, Colombia, 1834
Dios en el alma
Dios, que con gloria propia resplandeces;
que tienes por poder la omnipotencia,
por tesoro de luces la omnisciencia,
e imperas sobre todo y no obedeces,
tú, que no menguas, ni recibes creces;
que, actual la eternidad en tu presencia,
miras en ti con ser lo que es potencia,
y, mudándolo todo, permaneces;
y tú, que eres el dueño en tal manera
de todo cuanto existe, que de hecho
lo que no fuera tuyo no existiera,
aquí eres mío, y sin estar estrecho,
cabes, cual si el amor te redujera,
en el mísero barro de mi pecho.
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