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Benjamín Prado, España, 1961
Una noche te dije
Una noche te dije: –Quien no tiene secretos
nunca tendrá piedad.
Llovía, pero abriste una ventana.
La tormenta era azul dentro del bosque.
La mancha roja de las rosas
se extendía
por el corazón de los jardines.
Y el mundo era un mundo de otra época:
Como la vez que estábamos en una casa abandonada
viendo un incendio antiguo.
Noche nupcial
Este mundo con trenes que, al alejarse, dejan
como un escalofrío recorriendo el paisaje.
Este mundo con hadas y unicornios
que gobiernan mi piel y viven en tus manos.
El mundo que no existe.
Hoy duermes junto a mí y brillas en la noche,
estatua blanca en el jardín de un sueño.
Mañana no estarás o serás otra.
Mañana, cuando mates ángeles y sirenas.
Mañana, cuando quemes nuestros bosques.
Yo me esconderé en ti como un centauro herido:
El último centauro, el que recuerda
su mundo azul desde una gruta oscura.
Quién será esta mujer a quien hoy doy mi vida.
Conduciendo bajo la lluvia
Conduciendo bajo la lluvia,
la luna es del color de los coches que pasan.
Atrás queda el pequeño
hotel de carretera junto a un bosque.
Conduciendo bajo la lluvia,
en los jardines públicos brillan ángeles fríos.
Atravesando calles
tranquilas,
soledad edificada.
Conduciendo de vuelta hacia nosotros mismos.
La última frontera es nuestro corazón.
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