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Carlos Alberto Boissier, Cuba, 1877
Amémonos
Amémonos. No pienses que la vida
en ansiar y esperar sólo consiste;
¡un corazón enamorado y triste
debe seguir la senda del suicida!
Mañana, de tu amor arrepentida,
tal vez niegues, mujer, que me quisiste;
a la muerte cruel nada resiste,
y al fin vemos la fe desvanecida.
Los años que vendrán no importan nada,
y una sombra en el caos condensada
es el tiempo que rápido ha volado.
El futuro es un sueño de la mente,
y un instante de dicha en el presente
vale más que la gloria del pasado.
Blanco y rojo
Envuelta en un ropaje vaporoso
transparente y más blanco que la espuma,
de mi pena cruel entre la bruma
surges como un ensueño delicioso.
A veces tu contorno primoroso
en la penumbra rápido se esfuma,
y el fardo del pesar mi espalda abruma
como el mundo la espalda del coloso.
Y luego reapareces, siempre bella,
radiante como el disco de una estrella,
dulce, divina, casta y sonriente;
pero a tu níveo traje preferido,
luces mefistofélico vestido
de un rojo extraño, erótico y ardiente.
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