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Carlos Guido y Spano, Argentina, 1827
Fuego sagrado
¡Lámpara misteriosa, que encendida
en el alma gentil perpetuamente,
tornas en flor, y aroma, y rica fuente
la vibración inmensa de la vida!
Brilla pura, serena y escondida,
regando de ideal la humana mente,
y abrasa y funde en tu esplendor ardiente
toda la escoria que en el mundo anida.
Brilla en la lid, en el taller, en la onda
de alta armonía que el poeta crea,
en la verdad que el pensador revela.
Y el corazón al corazón responda;
y toda actividad trascienda, y sea
flecha de amor que hacia lo eterno vuele.
Sensualismo
¿Será un crimen rasgar la tenue gasa
con que oculta el amor gracias terrenas,
o en la pomposa viña las ajenas
uvas gustar y el bien que raudo pasa?
Cuando el amor el alma nos abrasa,
que Venus arde en las henchidas venas,
desciende el cielo mismo a las amenas
ígneas regiones del placer sin tasa.
Júpiter sumo el trono esplendoroso
dejó, ya Leda en cisne transformado
sedujo, ya la tiria Europa en toro;
¡Y en la prisión entrando voluptuoso
de la blanca Danae, derramado
sobre ella se deshizo en lluvia de oro!
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