Carlos Oramas,   Ecuador, 1961


Ritual amatorio

Sucede al vivir que en las noches
las manos abren caminos, escriben ríos.
Piel y piel tan solo y nada importa
sino el rumor del corazón enloquecido
somo el mar bajo el furor de las tormentas.


Epilepso

Dentro de este hombre que visto
Hay un dios epiléptico
Que también desama.

Cómplice de las lluvias,
Las secreciones genocócicas, el suicidio.
A veces baja a pedirme un niño
Que le doy, golosamente.
Otras sube a mi cabeza
A roerme el tuétano caótico;
Se baña en mi oído intelectual.

¡Cómo no habrá de reír mientras me duerme;
Pero cómo muere cuando me llama una mujer!
Y cómo, y cuánto prueba mi almuerzo medio;
No tiene dientes pero una risa si.
Ay, si no tuviera mis brazos terminales.
Tengo cuidado de no perderlo en un papel
O cuando está convulso en sus galopaciones
Epilepso sufre: no por el miedo a la muerte
Sino por amor a la vida.

¡Cómo no habré de reír mientras se duerme!


 
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