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Carlos Rivera, España, 1941
Mar de olvido
Inatrapable esencia, mar de olvido,
alto confín de soledad, ausente
en ti y sin ti que, silenciosamente,
te vas y no te vas, como un latido.
Obseso de la luz y repetido
en el cielo que ahonda su simiente
en tu diario amor, que es el ser fuente
tu vocación, oh mar, por no ser nido.
Te vas y no te vas, nunca saciado
de amar y desamar, siempre poseso
del cielo y de la tierra, tu embeleso
y tu inocente original pecado,
que esa es tu culpa, mar, culpa de beso
eternamente huído y encontrado.
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