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Carlos Eduardo Rodríguez Sánchez, Venezuela, 1959
Amor
Quiero sentir el nudo de tus brazos
como aquella mañana tan hermosa
cuando tu lindo rostro color de rosa
enrojeció, cual sol en los ocasos
se fueron estrechando nuestros lazos
en una forma tan maravillosa
que la vida sentimos más dichosa
y al cielo dirigimos nuestros pasos.
Así como la tarde se engalana
y embellece el sol el final del día
sentí agradable la existencia mía,
porque al besar tu boca color grana
nos han dado las seis de la mañana
hablando de amor, pasión y alegría.
Primer amor
Cuando el amor sentí por vez primera,
iluminó mi alma su presencia,
pude libar lo dulce de su esencia
y me tornó la vida en primavera.
Llegó el amor y terminó la espera
en esa edad de plena efervescencia,
y me enseñó a sentir la convivencia
con fiebre loca y con pasión sincera.
Cuando logré sentir con evidencia
la herida de la rosa en la quimera,
me la pude curar como cualquiera.
No logró disipar esa inclemencia
las ganas de seguir en la evidencia
del más ferviente amor, aunque nos hiera.
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