Carlos Chacón Zaldívar,   Cuba, 1958


Sálvame

Calma la sed, los caminos
que tu sonrisa inaugura,
y dame fuego, ternura,
si el cariño de mis pinos
trajo la pasión que vino
a despertar tu ansiedad.
Si para amar no hay edad
si sólo tormenta, adagio,
y sálvame del naufragio
que acosa mi soledad.


Parábola del poeta

El poeta se hizo a la mar
con provisiones para un siglo
y encontró brisas favorables,
la risa de las gaviotas
y la sal curtió cada espera
y el temporal mojó sus recuerdos
cuando la noche pecaba con las estrellas
y el tiempo –único labriego de los poetas–
llenó de agua su nostalgia
y quebró las cuerdas del verso
tras el apocalipsis del retorno,
y la mar con la cabellera despierta
zozobrar hizo mustia la mirada,
ahora soplan los vientos las corrientes
cuando oscuros albatros
le han cobrado el equipaje
y en la superficie mordida
sólo una guitarra permanece
como un beso sin fondo
cabalgando la luz.


 
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