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César Simón, España, 1932
Elegía
Qué vago es el reloj
que suena. Qué extraño
este silencio, nube informe.
Cómo se hunde la hoja
al fondo del estanque.
Cómo florecen siempre los almendros
antiguos, cómo ruedan
aquellos soles, madre,
abuela, amigos –sonrientes–,
mientras sus voces cortan el cristal
de la tarde.
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