Clara Silva,   Uruguay, 1907


Quién tira la primera piedra

El Nuevo Testamento
se derrumba
cuando lo lees
cómodamente instalada en la cama.
Una plegaria sorda
a la imprecación que corre
por las calles.
Estás sola y culpable
de esos muertos que vigilan la tierra.
Estás muerta y salvada
en la ciudad que construye su historia
entre el clamor
y la oscuridad de sus gritos.
Es imposible navegar entre dos aguas
y ser su propia sombra.
Pero quién tira la primera piedra
y pone en juicio al hombre
atormentado
entre sus cruces?


El rigor de la corona

Le pusieron su nombre
en la pila de piedra
creada de pronto
sin saberlo
ni pedirlo
al imperio transido de la carne

Entró por la sal y el agua
al destino de su cuerpo
Como una espada suspendida
semejante al amor
era el infierno

Crecía en la libertad de sus razones
y no sabía que huésped invisible
ponía en sus manos
las llaves del secreto

Hasta que un día
entró en la oscuridad del espejo
y conoció su cara verdadera
bajo el rigor de la corona


El vestido negro

Se inclina al borde del tiempo
y ve su cara
su otra cara espectral
navegando en la noche
cerrada a la culpa misteriosa

En sus ojos cansados
más allá del hueco de la tierra
el pájaro inmóvil de la muerte
en la fascinación del cielo.
Y sus manos caen del olvido
amontonando palabras inertes.

Quiere saber cual es la que se acaba
confrontar sus medidas
si es la enemiga que habla por su boca
o la otra sin culpa
que sus padres pusieron en el suelo
mirando el vacío de las cosas
Como su anillo no tiene herederos
pone una señal para encontrarse
detrás del vestido negro
donde tal vez haya una puerta para el alma
y el serafín aparte la condena

Pero la viña
–como dijo el Profeta–
sólo tiene un racimo entre las piedras.


 
A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z

Página Principal       Spanish Poetry