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Clemente Althaus, Perú, 1835
A la tierra
Sé entre todos los astros tú maldito,
triste planeta, por mi airado verso:
de un linaje infeliz cuanto perverso
¡patria fatal que por desdicha habito!
Entre el número de astros infinito
que pueblan el vastísimo universo,
eres, por culpa propia y hado adverso,
el astro del dolor y del delito.
Antes que suene del querub la trompa,
el ciego choque del cometa airado
tu frágil mole estremeciendo rompa:
¡Y siga, sin tu globo, lo creado
en concertada majestad y pompa
su eterno movimiento arrebatado!
Deseo
Pláceme contemplar desde la playa
el infinito mar que me convida
a que del patrio suelo me despida
y a otras riberas venturosas vaya.
Del lejano horizonte tras la raya,
al umbral de otro mundo parecida,
tal vez más dulce placentera vida
y más felices moradores haya.
Oh naves que a la aurora, al occidente,
al sur partís y al septentrión, ¡quién fuera
con vosotras! Mas ¡ay! que solamente
me es dado vuestra rápida carrera
seguir con la mirada y con la mente:
¡Y la dicha tal vez allá me espera!
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