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Conchita de Pedro-Juan Cuadrillero, España
Me dejé llevar
Seguí tu rastro en la noche
doblando esquinas oscuras;
la lechuza me miraba...
Y los ojos de la luna.
Compungida ante tu ausencia,
empecé a llorar... La lluvia...
que me empapaba hasta el alma...
me prestó su mejor túnica.
Y me envolvió con su manto...
Y rodeó mi cintura...
Y enjugó dulce mis lágrimas...
Y me dijo... ¡Eres única!
Arropada con su abrigo,
me dejé llevar... La lluvia...
grabó al fuego en mis oídos...
¡la más dulce, de las músicas!
Busco un lucero
Anoche conté en silencio
los luceros que brillaban;
noté que faltaba uno...
¡Del que estoy enamorada!
¿Dónde estás lucero mío?
¿Has olvidado mi casa?
¿Te has distanciado de mí?
¿Vigilas otra ventana?
Acuérdate que la mía,
tiene el alféizar de plata;
y mi hora ... son las doce,
y en mi farol ... una llama.
La prendo sólo por ti,
cuando la noche está clara;
cuando mi alma suspira...
¡Por tu amor, que nunca alcanza!
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