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Consuelo C. Cisneros, Cuba
El anticristo
Se agita estremecido el mundo en su agonía.
Resuena allá, lejana, la voz del Yo'Kanaán;
y marcan los oráculos el sempiterno día
que ha de surgir del caos la sombra de Canaán.
¡La noche apocalíptica de horribles desconciertos...!
¡Danzando las estrellas en ígnea caravana,
chocando unos con otros los huesos de los muertos,
no quedarán ni briznas de la progenie humana...!
¡Vacilarán los tronos...! La religión de Cristo,
sintiendo el duro azote del feroz Anticristo,
cruzará por la escoria en su carro triunfal!
¡Resonará en los mundos la voz de Jeremías,
y en su carro de llamas reaparecerá Elías
tornando aquella estrella de Belén augural...!
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