|  |  | David Hernández,   El Salvador, 1955
 
 
 El viaje
 
 Como cartas marcadas caen los viajes:
 ayer los que mis pasos condujeron
 quizás a la gloria, pero que fueron
 también hiel quemante en rojos paisajes,
 
 no todo azul como en la travesía
 del Bardo Pipil Raúl. Mas tampoco
 todo inútil triste invierno. Trastoco
 el sur de mi naufragio con poesía.
 
 Una luz al fin: en París el Poeta;
 un sueño: el aroma del loroco.
 Tormentas, paraísos, viento fuerte,
 
 carabelas son de un afán loco,
 mis pasos acompañan cual cometa:
 para esta ruta, pequeña es la muerte.
 
 
 
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