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Dylia Marita Santiago, Puerto Rico
Crepuscular
Va cayendo la tarde sobre el monte,
se esfuma hacia un crepúsculo lejano,
lleva mi pensamiento de la mano
con el ritmo de un compás muy lento.
Con el lienzo humectado de tu aliento,
y empapado de tu alma y de la mía
para ahogar, de la tarde, su agonía
se tiende suave y sutil cara al viento.
En un girar de la hoja de mi vida,
olvidando cualquier oculta herida,
que puso la pasión sobre mis huellas,
el momento de la noche en mi mente,
se acostó en mi regazo dulcemente,
perdida en el dolor, llorando estrellas.
Plenilunio
Sobre un lago de agua platinada,
muy blanca y encendida está la luna
sola fuente de luz en la negrura
en aras del amor ilusionada.
Noche de luna llena en que nos dice,
venid a recrear sus sentimientos,
para que mi hermosura sea el aliento
de aquellos con profundas cicatrices.
Suelo inspirar al que en fugaz enojo,
provoca el dolor de esos tus ojos,
y hoy así contempla mi hermosura.
Porque pensó, quizás, el Gran Esteta,
que haría saltar mis dones de poeta,
ante el fulgor plateado de la luna.
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