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Edgardo Nieves Mieles, Puerto Rico, 1957
Persistencia de la memoria
Te veo venir hacia mí,
balanceando tus dones
mientras desnudo
la piel de una mandarina
y el calor derrite
los helados de los niños.
Ahora que la noche crece...
Ahora que la noche crece
bajo tus párpados,
regreso a casa
abrumado por la horma y los zapatos.
Mis ojos deshojan
una alegría lenta y buena.
Es el amor extendiendo
sus regios manteles de paciencia.
Sobre la mesa,
la naturaleza muerta
de una cena en fría espera.
Tú estás dormida.
Desnuda.
Un sabor a mármol
me deshace la boca
y junto a tu sien
de laboriosa paloma en reposo,
silenciosamente coloco
la encendida espada
de tres lirios rojos.
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