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Eduardo Alvarez, Puerto Rico, 1947
El ojo del misterio
En los brazos de la vieja luna
se quedó dormido el cielo
una noche de brujas
y silencio
Sobre un silencio inquieto
atravesó una flecha viva
las dimensiones ocultas del tiempo
y se incendió en un fuego de tinieblas
Con los ojos del misterio
un caballito de mar
soñaba cabalgar sobre una estrella
y relinchó
de pena.
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