Eduardo Peralta,   Costa Rica


A mi patria

Hija hermosa, ilusión de mis abuelos,
blanca flor en las olas transportada,
yo te amo en tus hijos retratada,
en tus campos, ciudades y en tus cielos.

Son tu riqueza inagotables suelos,
es tu fuerza la escuela y no la espada,
tu palacio es la hacienda cultivada
en que riegan diamantes los riachuelos...

Diste tú a Colón sus aguas puras
que apagaron su sed; y de tu frente
duro ceño borraron de amarguras...

El te dio, dulce Patria, por presente
Nombre, Sangre, Lenguaje y Fe Sagrada;
¡te hizo rica al nacer de su mirada!


¡Triunfo!

Pasó la guerra ya... El hogar querido
los obreros confiados reconstruyen;
las libérrimas fasces sustituyen
a coronas que ruedan al olvido.

El poder musulmán llora vencido,
y de Europa sus fieras hordas huyen;
y en el bien del taller cambios influyen
que lo libran del lucro desmedido...

Mas... en su Liga niegan las Naciones
un asiento al pastor de toda grey!...
¡No importa, oh, Cruz!... Tú vences sin cañones;

que no en vano el triunfo del martirio
por laurel en tus brazos puso un lirio
coronado del título: «¡Soy Rey!»


 
A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z

Página Principal       Spanish Poetry