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Elías Moro, España, 1959
Familia
Mi madre tenía un mandil de hule,
pálidas manos de tejedora
y una mirada líquida y azul
que depositaba en nosotros con una confianza
que al final no hemos merecido.
Mi padre era dueño de brazos fuertes,
largos silencios de nieve
que en su honor he heredado,
y zapatillas de albañil con un roto
por donde asomaba indómito
el dedo meñique izquierdo.
Un dieciocho de julio,
junto al agua de un pantano
y bajo el calor de la siesta
me hicieron.
Y por eso ahora estoy aquí
y escribo en su recuerdo.
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