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Encarnación Huerta Palacios, España
El mar amanece
Del firmamento zarpan amapolas
interpretando un vals al rojo vivo.
No puede haber encuentro más festivo
que este rito danzando ante las olas.
Vuelan arreboladas caracolas
y el viento también baila ya cautivo,
y canta y vibra alegre, expectativo,
y sonroja la mar, y sueña a solas.
La mañana se entrega, va tranquila
y allá, en la nave azul entre milenios
se inspira el Hacedor, firma rotundo.
La luz de un paraíso se perfila,
descienden esplendores primigenios
y nace la ilusión: un nuevo mundo.
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