|
|
Enrique Geenzier, Panamá, 1887
La torre de Panamá
Frente a la playa y cerca al mar, a solas,
semeja el torreón, ya todo en ruinas,
un anciano que oyera las marinas
canciones turbulentas de las olas.
Ya no escucha en las horas vespertinas
el rumor de las tiernas barcarolas,
ni, aromadas de incienso, las estolas
puede ver en las prácticas divinas.
¡Pero, a pesar de su abandono y duelos,
eleva todavía hacia los cielos
sus cuatro paredones colosales;
y a la luz de las diáfanas estrellas
parece que evocara cosas bellas
de los místicos tiempos coloniales!
|
|
|