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Esteban Borrero Echevarría, Cuba, 1849
Vana ilusión
Está en sazón la espiga y se doblega
tímida al peso del maduro grano;
extiende, amigo, labrador, la mano,
que ya su copia a la segur entrega.
A plenitud mi pensamiento llega
también, y busca por divino arcano,
ávido de expansión, un pecho hermano
que recoja la vida en que se anega.
¿Qué importa si al sembrar la rubia espiga
muere la planta que cuajó tal fruto,
si va en la mies el pan y la simiente?
¡Qué suerte igual mi producción consiga,
y al pagar a la Parca mi tributo,
feliz al golpe inclinaré la frente!
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