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Etnairis Rivera, Puerto Rico, 1949
El mar interior
El mar interior todo lo mira
cuando se mira a sí mismo.
Su resplandor de gozo,
del sol caribe, ribera del ser,
el más amado beso, mi mar,
tan real, se mueve y me toca.
Su cuerpo invencible, aquí,
su aura, ahora,
penetra un sonido poderoso
que en mi interior todo lo mira.
Rito de la vida
Besarle el gozo al olvido,
cómo le hago para besar
un año entero de noches
que bebían el olvido.
Ahora cabalgo sobre
un rey de corazones
como un río entre las piernas.
Ahora esas divinas cuerdas de guitarra
son mi más reciente alegría.
Quiero danzar,
cada instante claro o de lluvia
este sagrado rito de vida
que me une a tu labio.
Pongo sobre mi frente
un sombrero de plumas
para despedir la tristeza.
Pongo sobre mi boca el fuego
de los que leen las estrellas.
El beso
El curso de este afán es el de un beso
que ha dado tantas vueltas.
Aquí el amor ahora,
allá el desamor más adelante,
afán gustoso que en la piel estalla
Y ordena el rumbo cada día,
afán de ave que emigra
y busca el viento que le acomode.
Un beso desata lluvias,
levanta aromas antiguos en el ombligo
donde los poetas recuentan la vida.
Un beso amanece pegado al cuerpo
durante meses, hasta que parte el hilo
y se despeña.
Un beso renace de su ceniza
y funda flor en otro templo.
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