Eugenio D’ Ors, España, 1882 Sensación de madrugada Hoy la luna persiste y se viste de un oro que el día le envía. Alba equívoca: Yo no diría lo que tiene de agudo y de triste. Mi alma hace un alto en el salto que proyectan, esquivos los chivos desde el gris de unos vagos olivos sobre el cielo de un tenue cobalto. Y duele pasar sin saber el secreto que en la hora indecisa dice, acaso con risa, la brisa. Ágil brisa del amanecer; ni despiertas ni dejas dormir, no consientes soñar ni vivir. |