Evaristo Ribera Chevremont,   Puerto Rico, 1896


Canción en blanco y en rosa

Mujer blanca, mujer rosa.

Se me acerca o se va lejos.
Por virtud maravillosa,
se me vuelve mariposa
en un mundo de reflejos.

Mujer blanca, mujer rosa.

Se me acerca o se va lejos.
Incendiándose, se endiosa
en la luna misteriosa
del país de los espejos.


Espuma

De lo ligero de la madrugada;
de lo sutil en lo fugaz –neblina,
vapor o nube– queda en el mar fina,
fluyente y tremulante pincelada.

De lo que el mar en su extensión afina
–perla en matización, concha irisada–
queda un halo brillante en la oleada.
Halo que en pulcra irradiación culmia.

Los petalos del lirio da la tierra
al mar, y el mar los tiene. El mar encierra
gracias, y gracias a sus gracias suma.

Y va mostrando, cuando la aureola
de la belleza ciñe, en mar y ola,
el blancor indecible de la espuma.


 
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