|
|
Felipe Molina Verdejo, España, 1924
Padre olivo
¡Cuando miro tu tronco torvo y fiero,
tu tronco casi humano, padre olivo,
un dios pagano rudo y primitivo
te descubro, un viejo dios ibero.
Y preso de tu fuero y desafuero,
cultrario de tu culto y tu cultivo,
muere en tus ramas-brazos, sin motivo,
el cuerpo aceitunado del bracero.
Y su sangre y tu savia se confunden
en la tierra irredenta en que se hunden,
como manos crispadas, tus raíces.
Y tu torcida y bronca arquitectura
se me aparece cepo y atadura
de estos pueblos varados e infelices.
|
|
|