Félix Valencia,   Ecuador, 1886


La gran mentira

Cristo y judas son flores de heroísmo
y la una sombra agranda la otra lumbre;
si Cristo es grande como toda cumbre,
Judas es negro como todo abismo.

Mas los dos, por extraño fatalismo,
al predicar amor y mansedumbre,
el uno es presa de ebria muchedumbre
el otro es un verdugo de sí mismo.

Mientras tanto el Dios hombre y el suicida,
hasta hoy no pueden con sus muertes rudas
disminuir las miserias de la vida.

¡Y entre tantos horrores no se ha visto
un acto más infame que el de Judas,
ni un morir más inútil que el de Cristo!


Un pedazo de alma

Era un loco y en sus horas de locura,
ver una gota de agua era su tema,
diciendo que esa gota es el poema
eterno, del dolor y la amargura.

Y al probar esa gota ensangrentada
caída de los ojos de una bella,
sintió que en su entraña desgarrada,
brillaban otras gotas como aquella.

Y llorando y riendo !qué locura!
me dijo en su dolor ciego y sin calma,
esta gota tan llena de amargura,
¡es un pedazo de alma!


Ante un cementerio

Callado, tembloroso, estremecido,
traspasé el negro umbral del cementerio,
donde reina el silencio y el olvido,
donde reina el olvido y el misterio.

En esas tumbas, cuántas almas muertas
encontraron su escape v su salida;
llamaron y al abrirse, por sus puertas,
huyeron a otro mundo y otra vida.

Y cuánta alma en su borde se desmaya
cuánta vida en su abismo se derrumba;
la muerte espera al náufrago en la playa,
la muerte espera al náufrago en la tumba.

Horrible abrumadora, es la jornada,
la espantosa jornada de la vida;
todo el mundo nos deja en la partida
y nadie nos espera en la llegada.


 
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