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Francisco González Guerrero, México
Dejo mi alma dormida...
Dejo mi alma dormida... Yo voy a la Aventura
cabalgando este potro que me dio la ilusión;
no importa que allá lejos, donde la selva oscura
se encuentre un dolor nuevo o un vida mejor.
Quizás me den sus mieles los frutos de amargura;
tal ve un panal de oro se purifica al sol;
tal vez, gimiendo el santo fatal de la Locura,
halle, al fin, el camino de la paz interior...
La llave arrojo del jardín de mi pasado
y en el bosque de antaño dejo el alma dormida:
ya tengo otra alma, nueva, ebria de juventud...
Después de los deleites de mi huerto cerrado,
en mi pegaso inquieto voy a encontrar la vida...
¡Busca mi huella, hermano, por el sendero azul!
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