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Gabriela Mistral,   Chile, 1889 
  
Me iré tan lejos...
  
Me iré tan lejos como van los muertos 
y quién sabe si más: hasta que no halle 
ni azul de cielo, ni ocre de crepúsculo, 
ni salmuera de mar, ni olor a valle.
  
Aborrezco el jazmín porque te ha visto 
una suavidad sobre las sienes finas, 
y aborrezco las tardes como llagas 
porque son cual mi pecho descubierto.
  
Donde no esté el color de tus pupilas 
ni el de tus párpados, haré mi casa, 
que suelen despertarme por las noches.
  
Bésole en el seno de la tierra, 
porque lo oigo en las noches, desvelada, 
siempre te oigo en las horas, en el viento... 
  
Atardecer
  
Siento mi corazón en la dulzura  
fundirse como ceras:  
son un óleo tardo  
y no un vino mis venas,  
y siento que mi vida se va huyendo  
callada y dulce como la gacela. 
  
 
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