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Griselda Alvarez Ponce de León,   Mexico, 1918 
  
Piel
  
Tu piel madura, festival al tacto, 
como llovida en plenitud te envuelve, 
si a veces en follaje se resuelve, 
con la aridez en otras hace pacto.
  
Camino de la seda tu contacto 
en bengalas de sol se desenvuelve 
porque magnética, termal, devuelve 
las corrientes oscuras de lo abstracto.
  
Protectora absorbente, sensitiva 
permeable también, dura en tus manos, 
pedernal del amor, iniciativa.
  
Si el pigmento divide a los hermanos 
tú y yo sabemos que la piel, cautiva, 
y somos por la piel aun más humanos. 
  
En primavera
  
Lleno de árbol, de flor, de primavera, 
ebrio de aromas y de clorofila 
llegas hasta mi tierra que destila 
húmedos besos que tu afán numera.
  
Soy alfombra de yerba que te espera, 
naturaleza cálida y tranquila, 
mientras la abeja su aguijón afila 
y de polen la rosa se abre entera.
  
Duérmete sobre mí. Yo soy la cama 
donde descansa tu vigilia fuerte, 
la mitad de tu cuerpo que más te ama
  
en donde un solo respirar se advierte. 
Y compactos los dos como la rama 
que sólo puede desgajar la muerte. 
  
Casa de sol
  
Esta isla de sol, ésta es mi casa. 
Aquí comparto la verdad del trigo, 
porque en verdad, es el amor amigo 
que alimenta mejor mientras abrasa.
  
Estoy bien si es que ardiendo como brasa 
hallo en contrasentido paz contigo 
y teniendo calor busco tu abrigo, 
brazo de fuego que mi sien repasa.
  
Casa de sol, nirvana del sentido, 
planta que crece sin querer cosecha. 
Yo soy la habitación donde has vivido
  
el tiempo corto que no tiene fecha, 
donde el cuerpo se duerme poseído 
y el alma se levanta satisfecha. 
  
 
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