Guillermo Carnero,   España, 1947


Veo anegarse...

Veo anegarse la llanura helada
en marea de sombra que creciente
al rojo sumidero del poniente
conduce la blancura amordazada,

y la noche cerrada, más cerrada
unas cuantas palabras que prudente
conseguí, menos sabio que paciente,
traigo como remedio de la nada.

Sólo para regalo de mis ojos
brillan y aroman, y por un momento
chisporrotean a la llama huidiza;

después, con otros restos y despojos
de voluntad y de conocimiento,
parecen hechas brasas y cenizas.


Elogio a Linneo

El poder de una ciencia
no es conocer el mundo:
dar orden al espíritu.
Formular con tersura
el arte magna de su léxico
en orden de combate: el repertorio mágico
de la nomenclatura y las categorías,
su tribunal preciso, inapelable prosa
bella como una máquina de guerra.
Y recorrer con método
los desvaríos de su lógica; si de pájaros habló,
presentar más atención a las aves zancudas.


 
A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z

Página Principal       Spanish Poetry