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Guillermo Fernández,   México, 1932 
  
Yo soy la soledad...
  
Yo soy la soledad en crecimiento 
la sola cuerda en una sola lira, 
la afilada presencia que conspira 
contra el paso del día bajo el viento.
  
Surtidor de un secreto movimiento, 
sobrevivo a la luz. En mí respira 
la vida eterna de la noche y gira 
la quietud indecible de su aliento.
  
He venido a olvidar aquella espuma 
que vio la transparencia de la nada. 
No me importa saber lo que consuma
  
el bullicio del día que se dora 
en coágulos de vida abandonada. 
Solitario en el bosque y en la hora. 
  
 
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