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Guillermo Palomar,   España, 1921 
  
Vanidad
  
Es cosa natural que te engalanes 
y que tu rostro llenes de artificio 
pues la belleza, con su sacrificio 
atrajo a los villanos y donjuanes.
  
Cómo no he de admirar que tus encantos 
trates de resaltar con sumo celo, 
si la belleza es a los ojos cielos 
y trata de eludir nieblas y mantos.
  
Si natura, con rasgo temerario 
abre su impulso a cálidos clamores 
sin dar la vez al fruto necesario
  
y lo adorna con formas y colores. 
Antes de ser para el vivir nectario, 
la vanidad del campo son las flores. 
  
 
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